Una excavación arqueológica impulsada por el Ayuntamiento de Pamplona en la Torre Barbazana ha sacado a la luz la llamada ‘puerta de los Canónigos’, un acceso medieval tapiado junto a la Catedral que podría tener origen tardorromano y haber sido testigo de episodios históricos como la llegada de Carlomagno en el año 778 o de Abd al Rahman III en el 924.
Este próximo lunes, a las 19 horas, en el salón de actos de Condestable se desarrollará una sesión explicativa de lo encontrado en la excavación. En esa cita, la ciudadanía podrá saber más sobre la historia de la ciudad a través de los últimos hallazgos, algo que esta mañana han podido hacer sobre el terreno el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron Saez, junto con los miembros de la Gerencia y la Comisión de Urbanismo, que han recibido la información directamente de la mano del responsable de la excavación, Iñaki Sagredo Garde, de la empresa Gestión Cultural Larrate.
El objetivo fundamental de las catas, realizadas entre el 15 y el 23 de septiembre, era encontrar la llamada ‘puerta de los Canónigos’, un elemento singular entre los restos de la antigua muralla medieval de la ciudad de la Navarrería. La puerta ha aparecido, tapiada, en el sector norte de la Catedral, cerca de la capilla Barbazana. Este elemento coincide con la tipología de la fortificación medieval y muestra un dintel formado con un arco escarzano; la puerta es un poco angosta (1,3 metros de ancho), pero muy alta, ya que sus jambas miden casi tres metros de altura. Ahora, como exige la autorización inicial de Príncipe de Viana para esta intervención, el espacio excavado se volverá a tapar con la tierra extraída inicialmente, algo que también se hará por razones de seguridad para quienes pasean y por criterios de conservación del elemento descubierto.
Regreso a los tiempos de Pompaelo
Quienes forman parte de la comisión han podido, además, apreciar de primera mano el estrato que permite retroceder en el tiempo hacia Pompelo. En la excavación ha aparecido cerámica romana de tipo terra sigillata hispánica, además de cerámica romana común. Estos materiales y la presencia de un estrato ennegrecido, remiten a los especialistas al siglo III d.C. La hipótesis que manejan es que ese estrato se corresponde con un incendio importante cuyos efectos ya se apreciaron en las sucesivas campañas de excavaciones en la Catedral. Así, aunque todavía sin certificar al 100% mediante dataciones, parece que los estratos inferiores de la torre y puerta son de un periodo romano.
A falta de un estudio en profundidad, los indicios sugieren una puerta altomedieval de origen tardorromano, reutilizada en los siglos posteriores. Una puerta que, si se confirman los datos, pudo estar presente en los sucesos históricos alto medievales más importantes de la ciudad, como la llegada de Carlomagno en el 778 o la llegada de Abd al Rahman III en el año 924. Todo lo encontrado en esta campaña se entregará –como determina la normativa- al Depósito Arqueológico de Gobierno de Navarra para su registro y custodia. El Ayuntamiento estudiará ahora que hacer en el futuro con ese espacio.
2.100 años de la Pamplona romana
La de la Torre Barbazana es la primera intervención arqueológica en décadas realizada en la ciudad con el estricto objetivo de conocer y divulgar la historia de Pamplona, desvinculada por completo de obra civil o de reformas en diferentes edificaciones. Todo lo descubierto quedará consignado en fichas normalizadas, planos topográficos, fotografías, dibujos y vídeos. De confirmarse los datos iniciales, los resultados de la excavación se ajustarían a los perfiles de la conmemoración estos meses del 2.100 aniversario de la fundación de la Pamplona romana y la celebración del 602 aniversario de la muerte del rey Carlos III El Noble, el monarca que otorgo en la Edad Media (1423) la carta fundacional de la ciudad y que exigió el derribo de las murallas medievales que cercaban los burgos entre sí.
Torre Barbazana
La capilla Barbazana fue construida a medidados del siglo XIV en el claustro de la catedral de Pamplona. Hacia el interior del recinto se configuró como una sala capitular, mientras que hacia el exterior formaba parte, como torre defensiva y atalaya, del cinturón defensivo de la Navarrería. Su aspecto primitivo ha sido, por diversas causas, alterado con el paso de los siglos. Fue reducida su altura, modificada la cubierta y suprimido el paso de ronda original.
La catedral de Pamplona sufrió graves daños durante la guerra de la Navarrería, especialmente en su claustro románico y dependencias anexas. A raíz de esa destrucción se decidió levantar un nuevo conjunto gótico, entre el que destaca la capilla Barbazana, construida probablemente en el lugar de la antigua sala capitular. Desde su origen, este espacio no solo cumplía funciones religiosas, sino que también formaba parte del sistema defensivo de la catedral, integrado a su vez en las murallas de la Navarrería.
La capilla, junto con la torre del Cabildo, protegía el llamado postigo de los Canónigos, una entrada directa desde el exterior reservada al servicio de la catedral. El acceso estaba cubierto por una bóveda de medio cañón cuyos restos, hoy tapiados y enterrados bajo la muralla moderna, podrían conservar aún vestigios del viejo portal al que alude un testamento de 1326.
Tras la conquista de Pamplona en 1512, las murallas medievales resultaron insuficientes frente a la artillería moderna y comenzaron a reformarse durante casi tres siglos. El tramo comprendido entre los baluartes de Labrit y Redín fue rehecho por completo. En 1542, un informe del capitán Pizaño detallaba las obras necesarias en la zona de la capilla, el postigo y la torre del Cabildo, con indicaciones para reforzar muros, abrir o sellar accesos y mejorar la línea defensiva.
El rediseño supuso retranquear la muralla, creando un espacio de ronda —el actual paseo de Barbazán—, y provocó importantes alteraciones en la capilla. Su parte inferior quedó enterrada unos siete metros, lo que desfiguró sus proporciones y ocultó las perspectivas más relevantes. Las antiguas saeteras de la cripta fueron cegadas y reemplazadas por pequeños ventanucos a ras de suelo, mientras que los contrafuertes que sostenían las bóvedas quedaron sepultados bajo el relleno, ocultando así parte de la monumentalidad ascendente del conjunto original.
Asiron: “Espero que se dé continuidad al hallazgo”
El alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, valoró como "histórico" el hallazgo del Casco Viejo. El primer edil, historiador, destacó que “sabíamos que el antiguo límite de la muralla romana, de la Pamplona medieval y probablemente del castro vascón recorría toda la zona del paseo de la Barbazana, o ronda del Obispo Barbazán” y, según añadió, la “propuesta de Iñaki Sagredo, la idea de la prospección arqueológica, lo que pretendía era precisamente recuperar ese límite y encontrar un elemento que aparece en los planos medievales y que es ese portillo, ese postigo de los canónigos y que no estaba localizado, hasta ahora”.
“Sagredo ha tenido la habilidad de acertar exactamente en el sitio donde se preveía, por lo que se puede decir que se ha recuperado un elemento medieval”. A partir de ahí, añadió que “hay que ver si damos continuidad a este proyecto para recuperar otros elementos arqueológicos que pueden aparecer a lo largo de la muralla”, algo que él “como pamplonés, historiador y alcalde”, espera que así sea.