Los afiliados de UPN eligen a lo largo del día de hoy a la que será su nueva presidenta, Cristina Ibarrola. Exalcaldesa de Pamplona y figura referente en la confrontación política con el PSN y con el Gobierno de Navarra, asume sin oposición interna el lugar que hasta ahora ocupaba Javier Esparza. No ha habido sorpresas en un congreso que estaba atado de antemano con un acuerdo para el reparto de poder que le ha restado interés y expectación. Los tres cargos unipersonales (presidencia, vicepresidencia y secretaría general) y los 21 cargos de la ejecutiva estaban pactados antes de la jornada de hoy. 

En torno a 200 personas han participado a lo largo de la mañana en el trámite de debate de los documentos estatutario, programático y político. Y sólo se ha animado el ambiente cuando sobre las 11.30 la futura presidenta ha ejercicio su derecho a voto. Una foto, declaraciones a los medios y poco más. Para la tarde queda la proclamación oficial y el discurso de la nueva presidenta.

La inercia marca el rumbro de UPN, que mantiene una línea política continuista y un relevo limitado en los órganos de dirección, repartidos con calculadora entre Ibarrola y el alcalde de Tudela, Alejandro Toquero. Había miedo en UPN a un congreso fraticida que ahondara en una debilidad política e institucional cada vez más profunda. Derrotados por el PP en las últimas elecciones generales y sin apenas poder ejecutivo –de las principales alcaldías solo conserva Tudela, Estella, Barañáin y Egüés, y en estas tres últimas depende del PSN–, una división interna era un riesgo que había que evitar.

Una oportunidad perdida

Así que el proceso congresual se ha limitado a un reparto de puestos en la dirección del partido que ha evitado la fractura a costa de cerrar filas en torno a Ibarrola, eludiendo cualquier tipo de reflexión y debate. Por si fuera poco, las voces que han tratado de buscar un hueco alternativo han visto cómo desde la dirección se eliminaba cualquier posibilidad de concurrencia en igualdad de condiciones. 11 de ellos han optado por retirar su candidatura, por lo que consideran una actuación parcial de quienes debían dirigir el congreso

Poco interés tenía el Congreso de hoy. Las ponencias apuestan por la continuidad en cuanto a estructura orgánica y principios políticos, y deja cualquier decisión estratégica en manos de la nueva dirección. Ahí es donde se verá si el reparto de poder ha servido para cohesionar el partido o solo ha sido una forma de aplazar las disputas internas. Si el objetivo de la cita era hacer autocrítica, ha sido una oportunidad perdida.

De momento, a poco más de un mes de las elecciones europeas UPN todavía no sabe qué va a hacer. Descartada la coalición con el PP, los regionalistas tienen que decidir si presentan candidatura, algo improbable, o piden el voto para el PP o directamente se ponen de perfil. 

No es el único debate que se ha quedado de lado. Descartado el nombre de UPN en euskera, no hay ninguna reflexión sobre cuál es el futuro del partido ni cambio estratégico. Tampoco si se van a buscar posibles acuerdos con el Gobierno de Navarra o el de Madrid, o si se va a seguir la línea de oposición dura y frontal del PP Vox en Madrid. Aunque vista la experiencia que ofrecen tanto Ibarrola como Toquero, todo apunta a una continuidad en la línea de confrontación total, sobre todo ahora que Pedro Sánchez parece mostrar dudas en torno a su futuro. 

Apatía interna

A la espera de lo que puedan decir los resultados, la participación en el congreso se espera menor si se compara con las citas en las que UPN llegó a movilizar a cerca de 2.000 personas. Esta vez los regionalistas han tenido que abrir urnas en diferentes localidades navarras ante la previsión de que iban a ser pocos los que este domingo se acercaran a Pamplona. 

Sin debate interno y el reparto de poder cerrado, la inercia empuja a UPN a seguir la estela del PP y de Vox en Madrid y a esperar a que lleguen tiempos mejores. Lo que no parece que vaya a ocurrir a corto plazo, salvo cataclismo político en Madrid. Pero incluso en ese caso, parece difícil que los regionalistas vuelvan a ser capaces de articular mayorías que le permitan volver al poder. Así que la apuesta pasa por resistir y tratar de seguir siendo la referencia electoral de la derecha en Navarra. En tiempos de dificultad, UPN parece conformarse con seguir liderando la oposición.