Cuando hablamos de ruido nos vienen a la cabeza las quejas de los vecinos del Casco Viejo de Pamplona, que soportan noches en vela por la acumulación de locales nocturnos y la presencia hasta altas horas de los ciudadanos que los frecuentan, perturbándoles el merecido descanso.

Sin embargo, hay menos consciencia del ruido ambiental provocado por el tráfico de vehículos (coches, trenes y aviones) en el entramado urbano, aun cuando los últimos estudios realizados concluyen que 281.700 habitantes de un total de 335.360 en la Aglomeración de la Comarca de Pamplona, un 84% de la población recibe un nivel superior a los 55 dB (Lden) establecido como objetivo por la normativa vigente. Y de ellos, 47.938 personas superan dicho límite en periodo nocturno.

La Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra ha redactado los terceros planes de acción contra el ruido de la comarca de Pamplona, cuyo fin es precisamente el corregir aquellas situaciones que superen dichos niveles.

Hay que remontarse al año 2002 en el que se aprobó la directiva europea que contempla la regulación en este ámbito, traspuesta a la normativa española mediante la Ley del Ruido en 2003 y sendos reglamentos publicados en 2005 y 2007.

A partir de dichas fechas las Administraciones Públicas dispusieron ya de herramientas técnicas y administrativas adecuadas para actuar en este ámbito y conseguir que las molestias y las afecciones a la salud provocadas por el ruido ambiental se fueran reduciendo.

El diagnóstico de la situación se ha venido realizando periódicamente mediante la elaboración de los mapas estratégicos de ruido, obligatorios en aglomeraciones de más de 250.000 habitantes y en el entorno de las grandes infraestructuras de transporte público.

En Navarra se realizaron mapas estratégicos de ruido en 2008, 2012, 2018 y 2022. Igualmente tal como obliga la normativa se realizaron planes de acción contra el ruido en los años 2011 y 2020. Ha sido un tema trabajado técnicamente con la suficiente profundidad principalmente en las Direcciones Generales de Medio Ambiente y de Obras Públicas del Gobierno de Navarra y ha sido comunicado, debatido y trabajado con los ayuntamientos implicados.

No hay que olvidar que la competencia para la realización de estos documentos es de dichos departamentos, pero las medidas que es necesario adoptar en los ámbitos urbanos corresponde íntegramente a los ayuntamientos, salvo en las infraestructuras de transporte fuera de las zonas urbanas de los mismos.

Consultando los documentos redactados, en primer lugar vemos que el nivel de población expuesta a niveles de ruido superiores a 55 decibelios se mantiene a día de hoy similar al del año 2008. Esto quiere decir que aun cuando se han aprobado planes de acción que en teoría deberían corregir la situación observada, la realidad dista mucho de ello y la conclusión es que los planes no han sido efectivos. La razón principal es que no se han adoptado medidas serias con el principal causante de esa situación que es ni más ni menos que el tráfico motorizado que soportamos en el centro y en los barrios de las localidades implicadas.

Durante los últimos años se han ejecutado en ciertas localidades pantallas acústicas antiruido en las vías de tráfico más importantes (rondas de la comarca de Pamplona…) y se han adoptado algunas medidas de dulcificación o amabilización del tráfico en zonas del centro de nuestra ciudad o de nuestros pueblos pero que a la vista de los resultados son totalmente insuficientes para conseguir que redunden en mejoras significativas en el ruido soportado por el conjunto de la población.

Además, seguimos observando el desarrollo de planteamientos urbanísticos que empeoran la situación previa, con ejemplos palpables como en Ripagaina o la futura urbanización de Etxabakoitz (zona futura estación del TAV), creando barrios nuevos junto a viales con un tráfico soportado muy elevado.

Los terceros planes de ruido, que antes de su aprobación han estado en exposición pública este verano, identifican las zonas donde sería necesario priorizar actuaciones por haber una cantidad de población afectada mayor, identifican medidas concretas en algunas zonas y enotras solo hacen recomendaciones genéricas.

Proponen la incorporación de nuevas rutas ciclistas (en una cantidad de sólo 15 km) y la ejecución de más pantallas acústicas en viales perimetrales importantes. Igualmente identifica cuáles son los planes actualmente vigentes en las administraciones para avanzar en la mejora de la situación resaltando los planes municipales de movilidad sostenible (PMUS), herramienta que adolece en la práctica de una concreción suficiente.

En definitiva, nuevamente se evita entrar al fondo de la cuestión sin llegarse a proponer medidas para restringir realmente el tráfico que es el verdadero causante de los elevados niveles de ruido.

Sólo con las medidas planteadas va a ser imposible que se realice un cambio modal en los desplazamientos urbanos con el resultado de una disminución sustancial del tráfico. El incremento de ciclistas y el incremento del uso del trasporte comarcal dan idea de que sí habría voluntad ciudadana para avanzar en esta línea pero se sigue manteniendo un uso muy elevado del vehículo particular.

No hay que olvidar que el tráfico rodado es también la causa principal que genera la contaminación del aire que respiramos y es responsable de elevadas emisiones de gases de efecto invernadero que están provocando el cambio climático. Actuar en este ámbito tendría un efecto muy significativo de mejora en la salud de las personas y en el conjunto del medio ambiente.

Y como ya se ha comentado pasa por que las administraciones públicas y principalmente los ayuntamientos adopten medidas que en todo caso tienen que ser coordinadas entre todos ellos en ámbitos como la aglomeración de la comarca de Pamplona.

Posdata: Mi amigo Aingeru me dice siempre que odia las pantallas anti ruido porque todas se emborronan con pintadas antiestéticas. Sería bueno que las pantallas tuvieran una decoración adecuada y mantenida con la participación de los artistas grafiteros, evitando así su deterioro.

*El autor es químico, experto en temas medioambientales