Se nos hace difícil encontrar las palabras apropiadas para expresar la tristeza de la despedida del tío Miguel, aunque deberíamos estar contentos por haberle tenido con nosotros tanto tiempo. Volverá a estar en todas las conversaciones familiares en las que siempre tomó parte, recordando sus rutinas diarias, que eran disfrutar de la vida solo o acompañado. Cumplió fielmente lo que a veces repetimos sin gran convencimiento: “vivir el día a día” siendo feliz, haciendo feliz, dando cariño y recibiéndolo, conversando, aprendiendo cosas nuevas. Eras un buen contador de nuestra historia familiar y social, lo hacías con humor, a veces con ironía, pero siempre con cariño. “La familia Baigorri siempre ha estado unida y ojalá vosotros sigais así”. No olvidaremos esa enseñanza y mucho menos tus hermosos escritos de felicitación en los cumpleaños. Textos repletos de cariño, escritos con el corazón, rimando con emociones e ilustrados con los colores de tu ilusión diaria. Miguel “el yayo poeta” cumplió sus deseos rodeado de la familia Baigorri Ullate y se despidió con alegría de sus hijos, nietos y hermanos, y hasta tuvo tiempo de entregar su última carta de felicitación repleta de dulces palabras y con sus ilustraciones de flores de primavera en invierno. No te olvidaremos, aunque te echaremos mucho de menos, pero entonces releeremos tus cartas y aquellas curiosas historias de tus tiempos, la yegua blanca, la construcción de la iglesia, las salidas a las tordas, el primer tractor, tantas y tantas anécdotas que el cierzo no se ha llevado ni ha conseguido dejar en el olvido.