La droga, sobre todo la heroína, dio forma a una crisis social que se complicó sobre todo en los años 80 ante la falta de una respuesta institucional efectiva. Y es que en poco tiempo se convirtió en un grave problema de salud y seguridad pública. En Altsasu dejó 27 muertos por sobredosis o sida, además de otros 7 heroinómanos fallecidos por diferentes causas, según datos que ha recogido Iosu Imaz, de Altsasu Memoria; que ultima un libro sobre la segunda mitad del siglo XX en la villa. Da continuidad a Altsasu 1936, escrito junto con Amaia Urkijo, que trata sobre todo de las consecuencias del alzamiento fascista en la villa. “A mediados de los 80 ya tenemos los primeros fallecidos. Los años de 1990 a 1994 fueron los momentos más trágicos, continuando hasta el año 2015. Además de ello, algunas personas sufren consecuencias derivadas de todo ello”, apuntó.

 Son 34 personas en esta lista negra y otras más que vivieron el infierno de la heroína y con ellas sus familias y personas allegadas. Muchas. Lo cierto es que es una cuestión que genera interés entre la ciudadanía, tal y como se pudo constatar el pasado viernes en una charla que ofreció junto a Susi Arteta, médica de Altsasu que ejerció durante 6 años en la villa y la mayor parte de su carrera la llevó a cabo en urgencias. Con el aforo completo, las invitaciones estaban agotadas desde días antes. 

“A la hora de escribir sobre la década de los 80 tenía que hablar de la heroína. La aportación de las familias ha sido impresionante y de ellas partió la idea de organizar la charla. Es un tema delicado, muchas veces silenciado. Soportaron una soledad increíble”, apuntó Imaz. 

 “La heroína entró en los años 70. Los principales focos fueron Donosti y Bilbao así como Madrid y Barcelona. Al principio eran personas de alto estatus, que viajaban y la traían de Ámsterdam y después de Tailandia. Era barata y muy fácil de conseguir. Comenzó a través de grupos pequeños, círculos que fueron creciendo. Entonces no había ningún tipo de información.”, apuntó Arteta, que realizó un recorrido cronológico hasta la actualidad, con el foco puesto en los recursos sanitarios y asistenciales.

Pero lo que al principio era algo de personas con inquietudes intelectuales y de la contracultura pronto se propagó y llegó a todas las clases sociales. También los problemas de seguridad ciudadana y el rechazo social. “Eran años de crisis del petróleo, de reconversión industrial y de convulsión política. La tasa de paro pasó en poco tiempo del 3% al 18%. Fue un tiempo de desánimo vital, sin referencias constructivas”, observó. 

Por otro lado, recordó que a principios de los años 80 cambió el enfoque y se puso en marcha la atención primaria. El primer Plan Nacional de Drogas , que contribuyó a estructurar una red para afrontar estos problemas, llegó en 1985. Por otra parte, la metadona, una de las intervenciones más eficaces para disminuir las repercusiones del uso de la heroína como mortalidad, infecciones o problemas sociales, fue fuertemente restringida por una norma legal y solo se desarrolló ampliamente y de forma desigual por las autonomías, que ya tenían competencias desde 1990.

La sociedad por delante de las instituciones

El punto de inflexión llegó cuando políticos y sociedad se pusieron de acuerdo en que no se podía tratar un problema sanitario como si fuera de orden público, de pasar de ver a un drogadicto como un delincuente a un enfermo. “La sociedad fue por delante de las instituciones”, incidió Arteta. Al respecto, recordó la carta pastoral de los obispos de Pamplona, Bilbao, San Sebastián y Vitoria en 1984 que “hablaba de intereses ocultos y pérdida de valores”, y que de la mano de la iglesia se puso en marcha en 1985 la primera comunidad terapéutica de Proyecto Hombre. “Aunque el origen era religioso era aconfesional. Hace referencia a la voluntad transformadora y es el que mayor porcentaje de curación”.  

Asimismo, habló de que la desintoxicación de los heroinómanos se convirtió en un negocio muy lucrativo para entidades privadas. Al respecto, apuntó que en 1979 llegó a Bizkaia El Patriarca y pocos años después a Pamplona, “un negocio”, en palabras de está médica, que recordó que en 1995 fue considerada como secta en Francia y se transformó en Dianova. En esos años se instaló en Vitoria Remar, de religión evangelista, que propugnaba la rehabilitación mediante el trabajo y el amor a Dios, y que se extendió por el resto de los territorios. 

A la problemática de la heroína se sumó la del VIH. “En 1985 ya se sabía que se transmitía y se podía haber evitado en parte con el reparto de jeringuillas y preservativos. Y se consiguió por la movilización de la sociedad civil”, destacó Arteta.” A partir de 1992, cuando lo peor ya había pasado y tras una intensa batalla frente a sus múltiples detractores de la sociedad civil y de los servicios de prevención y atención a las drogodependencias, comenzó un descenso de la muerte por sobredosis y poco después los diagnósticos de sida comenzaron a bajar”. Al respecto, apuntó que también tuvo que ver que en gran medida, la heroína inyectada se sustituyó por fumar chinos, producto de los cambios culturales y también del mercado por el cambio de heroína blanca a marróN.

¿Uso de la heroína con fines políticos?

Imaz por su parte, defendió “el uso político de la heroína para anular la rebeldía de la juventud vasca” y puso sobre la mesa el Informe Navajas. “Vinculaba la cúpula de la lucha antiterrorista al narcotráfico y en concreto a la Guardia Civil de Intxaurrondo y el general Galindo. El proceso quedó cerrado”, lamentó, al tiempo que incidió en que “a corrupción policial no puede haber sin la tolerancia de niveles superiores”. 

A falta de tiempo, no se pudieron abordar otras cuestiones como los cambios en la legislación en torno a la droga y la situación actual. “Esta charla ha sido como abrir el melón en el tema del debate sobre la drogadicción. Sería interesante que desde instancias municipales y asistenciales se continuase con este tema y hablar de la nueva problemática, teniendo en cuenta las experiencias del pasado”, apuntó Imaz, al tiempo que se mostró su disposición y también la de Arteta a participar.