El brillo en los ojos de Isabel de Carlos Vizcay revelaba su emoción momentos antes del descenso de las almadías ayer en Burgui. A punto de coger el remo, la joven de 21 años declaraba sus “nervios y su orgullo” por ser la remera de una de las dos balsas dispuestas en la orilla del río en el término de Basari. Vecina de Pamplona, su vínculo familiar con Burgui la ha llevado a implicarse en la organización del día y a ganarse el puesto. Dispuestas también a revivir la tradición almadiera, las jóvenes Ireber Aznárez Aizpun (Lekunberri) Andrea Fayanás Zazpe (Burgui) y Aitziber Ecay Laspidea (Barañáin) de 14, 12 y 15 años se estrenaron en la segunda balsa hasta la badina. No podrán completar el recorrido con el anhelado salto de la presa hasta cumplir los 18.

“Para nosotras representa una ilusión muy grande. Hemos visto desde pequeñas cómo bajaban y no faltamos ningún año”, expresaban a coro, sonrientes.

Asimismo, Edu de Carlos Vizcay, Iratiz Ibarrola Ariz son jóvenes que vivieron ayer su primer descenso y formaron parte de los 18 componentes (9 en cada almadía). Son nuevos nombres que arriman el hombro para mantener la fiesta que rinde homenaje a los hombres y mujeres del oficio almadiero de extraer y transportar la madera por el río.

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Las mejores imágenes de la bajada de las almadías Iñaki Porto

Su entrada es decisiva para mantener este día. Se van incorporando poco a poco, pero es un proceso lento hasta que alcanzan la edad y cogen fuerza. Mientras tanto, valoramos la ayuda incondicional de los veteranos que nos siguen echando una mano”, refería Koldo Cilveti, presidente de la Asociación Cultural de Almadieros Navarros. El anfitrión atendía a sus invitados de honor, Xabier Agote (impulsor de Albaola. En su centro cultural de Pasaia (Gipuzkoa) se construye el ballenero San Juan (réplica del hundido en el siglo XVI en las costas de Terra Nova) con madera de roble de Sakana para el armazón y abetos del Salazar para sus mástiles. Y Sergio Itxaso Gazpio(Asociación Orhipean). Junto a ellos, Rúben González Pulido (ganador del sorteo del Cross de la Almadía) compartía almuerzo de humeantes migas, vino y queso. Sus corazones sumaron nuevos latidos para la bajada. Agote celebraba en Burgui el vínculo de la costa y los bosques del Irati. “Siempre quise venir a conocer la fiesta, y hacerlo con este reconocimiento me provoca una gran alegría”. declaraba. Por su parte, Sergio Itxaso se mostraba ilusionado por el pasado almadiero salacenco al tiempo que reivindicaba el cuidado de los ríos. 

La XXXI edición del Día de la Almadía se ha significado en el reconocimiento al impulso personal y al esfuerzo colectivo de iniciativas culturales y sociales que trabajan en el Pirineo de Navarra para conservar tradiciones y abrir buevas vías de desarrollo en el siglo XXI. Por esta razón, las Almadías de Oro 2024 recayeron en ellos, dijeron. En Xabier Agote, fundador de Albaola “por su vinculación con los bosques de la Montaña y con los oficios tradicionales ligados a la madera”. Con mucha ilusión llevamos un trabajo para recuperar tradiciones antiquísimas de nuestros antepasados en peligro de extinción. Nuestro objetivo es trabajar para mantener esa memoria viva, saber de dónde venimos y para reivindicar el mar y los océanos. La historia marítima arranca en los bosques navarros es un orgullo recibir este reconocimiento”, manifestó.

 Almadía de Oro también para la asociación Orhipean, “que desde el 2003 organizan la fiesta y recrean la vida rural en 1900, una de las fiesta más importantes del verano, gracias al trabajo voluntario de vecinas y vecinos de Otsagabia”, declararon desde la organización. El gesto lo recibió Itxaso agradecido “porque viene de la asociación de almadieros de la que somos primos hermanos. Ellos saben lo que cuesta hacer esto, lo importante que es para estos valles y el orgullo con el que lo llevamos”, aseveró.

Atrás quedó el discurrir silencioso del río, que aún con su escaso caudal hizo que las almadías llegaran y saltaran la presa quince minutos antes de lo previsto (12h.13’) la primera y diez minutos después, la segunda. Entre ambas sonaron las campanas de Miguel Bañales (Asociación de Campaneros de Navarra). Las lavanderas lo contemplaron desde la orilla. Lo he disfrutado, pero ha sido duro”, admitía Isabel con intenso brillo en sus ojos y un corazón palpitante. Un viaje por las tranquilas aguas del Esca  “increíble e “inolvidable” para los nuevos homenajeados.