La Policía Nacional ha detenido en Pamplona a un varón de 25 años como presunto autor de estafar 143.650 euros a catorce personas a las que ofrecía asesoramiento en inversiones en criptomonedas. El joven, que también fue imputado por delitos de agresión sexual y extorsión, por prometer compensaciones económicas a cambio de prácticas sexuales, ya ha ingresado en prisión.

La investigación policial comenzó a principios de mayo después de que una patrulla uniformada de seguridad ciudadana tuviera que personarse en un salón de juegos de la capital navarra porque se estaba produciendo un altercado entre tres personas. Una vez en el lugar, dos de los implicados manifestaron a los agentes que el tercero les adeudaba, a ellos y otras personas, una gran cantidad de dinero por una estafa de Bitcoins, mostrándoles gráficos y correos electrónicos y por tal motivo habían querido apropiarse de sus pertenencias en cobro por la estafa sufrida.

En el cacheo de seguridad a los encartados, se les incautaron 2.500 euros en efectivo y móviles de alta gama. Dos de ellos fueron arrestados como presuntos autores de un delito de robo con violencia y el tercero, por estafa.

CATORCE VÍCTIMAS

Con el fin de comprobar la verosimilitud de las manifestaciones de los arrestados, el grupo de investigación de Delincuencia Económica y Crimen Organizado de la Brigada Provincial de Policía Judicial inició una investigación tendente a determinar la extensión cuantitativa y el número de personas afectadas por la posible estafa cometida. A tal fin, se recibió en declaración a catorce personas que manifestaron haber sido perjudicadas por el actuar ilícito de esta persona.

La instrucción del atestado desveló que el detenido llevaba desarrollando en los últimos meses en la ciudad de Pamplona una actividad ilícita por la que había conseguido que un gran número de personas le confiasen grandes sumas de dinero, al hacerles creer que las invertiría para obtener suculentas rentabilidades. La realidad, sin embargo, es que esas inversiones nunca se producían, sino que el dinero se incorporaba a su propio patrimonio.

La base de la captación de los clientes era la ostentación que el detenido hacía del dinero en efectivo que manejaba. Por ejemplo, llegaba a dar propinas de 10 y 50 euros por poner canciones de su gusto en locales de ocio nocturno o invitaba a restaurantes o clubs de alterne. También, visitaba bares con gruesos fajos de dinero y se autodefinía como inversor en bolsa y en cocaína. Los perjudicados, atraídos por el nivel de vida del presunto autor que no tenía trabajo, decidían confiarle sus ahorros para que los invirtiese en criptomonedas.

ESTAFA PIRAMIDAL PONZI

El esquema defraudatorio empleado es conocido en el argot de la delincuencia económica como estafa piramidal de tipo Ponzi. En esa clase de estafas, la base del engaño viene constituida por la promesa de obtención de rentabilidades muy superiores a las que se ofrecen en los productos financieros en el mercado comercial.

El engaño se alimenta, además, porque en un primer momento el estafador cumple con la expectativa de retorno, al hacer pagos en concepto de “intereses” por la inversión que, en realidad, provienen de la aportación inicial de otros engañados. Con esta demostración de que el sistema funciona, que habitualmente se realiza cuando la aportación del engañado aún es pequeña, se fomenta que este incremente su participación en la estafa.

Una vez que la persona engañada ha invertido una cantidad importante de dinero, el estafador acude a la denominada falacia Concorde o de los costes irrecuperables (sunken costs). Esta falacia describe el principio, según el cual el ser humano está dispuesto a tomar decisiones de inversión que no son rentables y razona de la siguiente manera. "No puedo parar ahora, de otra manera lo que he invertido hasta el momento se perderá". Con este miedo a perder, las víctimas fueron inducidas a seguir invirtiendo todo el dinero del que disponían hasta descapitalizarse por completo.

El total estafado a las víctimas navarras incluidas en las diligencias de investigación asciende a 143.650 euros. Algunas de ellas llegaron a confiarle 10.000, 16.500 y hasta 60.000 euros. En otros casos, personas especialmente vulnerables por su precaria situación económica, habían acudido a préstamos de amigos y familiares para tratar de recuperar los fondos confiados.

TAMBIÉN AGRESIÓN SEXUAL

Asimismo, la investigación destapó que el presunto autor había consumado varios actos sexuales bajo chantaje. De esta manera y de forma simultánea y coordinada a la investigación en curso, la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) comenzó las indagaciones para el esclarecimiento de los hechos.

Culminaron con la detención del presunto autor, también por los delitos de agresión sexual y extorsión. Resultó que prometía a las víctimas contraprestaciones económicas a cambio de prácticas sexuales. La realidad es que, tras varios encuentros, el pago no se producía y llegaba a forzarlas a continuar con las relaciones bajo extorsiones.

El detenido fue puesto a disposición judicial que decretó su ingreso en prisión.