Miles de personas, 8.000 según la Prefectura, se manifestaron este sábado en la ciudad francesa de Chateauroux en solidaridad por el asesinato a cuchilladas de un chico de 15 años a manos de otro adolescente de la misma edad y nacionalidad afgana que ha suscitado indignación.

La marcha, que se desarrolló sin incidentes, recorrió algunos de los lugares más simbólicos de la vida de Matisse, muerto el pasado 27 de abril, en particular su escuela de primaria, el restaurante de su padre y otro en el que estaba en prácticas.

La marcha, que se desarrolló con la mayor parte de los comercios de la ciudad cerrados, estuvo encabezada por una pancarta en la que se podía leer el mensaje "Matisse un bueno de verdad", junto a una foto suya y un balón de fútbol.

La muerte de este chico a cuchilladas se produjo en el barrio de Saint Denis en lo que parece que fue una pelea con el otro adolescente, con el que ya se conocía y con el que había tenido un altercado horas antes.

El presunto asesino, que se encuentra detenido e inculpado, -como también ha sido acusada su madre de haber abofeteado a la víctima-, declaró tras ser arrestado que cuando se cruzó con Matisse este le insultó, tratándolo de "hijo de Bin Laden, hijo de afgano", y también le dijo que se volviera a su país.

Los dos llegaron a las manos. Matisse dio un puñetazo al otro chico, que acabó sangrando.

De acuerdo con los elementos que se han filtrado de la investigación, fue a su casa a buscar un cuchillo, se lo clavó dos veces, y una de ellas le alcanzó el corazón.

El presunto asesino tenía antecedentes. Cinco días antes había sido imputado por un robo con violencia y también estaba implicado en otro robo en reunión. En ambos casos se trataría de la sustracción de teléfonos móviles con la amenaza de un cuchillo.

El padre de la víctima ha insistido en los últimos días en que hay que esperar al final de la investigación, ha advertido contra cualquier recuperación política y, sobre la nacionalidad afgana del agresor, ha pedido que "no se mezcle todo".

No obstante, en el contexto de las elecciones europeas de junio, algunas figuras de la derecha y de la extrema derecha han utilizado este suceso para criticar la política migratoria del Gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron.